Desde que conocí a David hace un año, supe que me casaría con él y después del viaje a Amsterdam en el que me propuso matrimonio, empecé a planear la boda, mi idea era tener una boda elegante pero sencilla que reflejara la personalidad de los dos.
Lo primero fue elegir el vestido, viajar a Figueres fue mágico, la visita al museo de Dalí, el atelier de Celia Vela, los textiles, los acabados a mano, el mimo que se percibe en cada uno de los vestidos, al final hizo que me decidiera por el vestido de mis sueños, y aquí estoy lista para el mejor día de mi vida.
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